Con el tiempo fueron apareciendo otros y diferentes tipos de intereses con respecto, -y que nacieron- a la lectura, por ejemplo, la escritura, poder llegar a hacer eso que me había gustado tanto.
Para hablar un poco más de mi padre, puedo comenzar aclarando que es un aficionado en la Filatelia, empezó desde chico con la escritura de cartas a todo el mundo, familia y amigos que se hbián alejado a otros países, distintas organizaciones, escritores, corredores de autos, etc., todo para recibir la estampilla con el sello postal correspondiente a cada lugar nuevo. Creo que su fanatismo al intercambio de correspondencia llegó a mi de casualidad, cuando una prima de mmi mamá hospedada en Suiza pór razones laborales, comenzó a escribirme postales con los bellos paisajes del lugar. Dichas postales me tocaban a mi contestar, es decir tuve que aprender a escribir una carta como se debe; de chico uno lo que más quiere es quedar bien con gente importante, o que por lo menos se ve importante.
Y, como todo relato va llegando a su fin, considero que este es final del mío, pero no quiero terminar sin decir que el nombre elegido por mis padres fue el de María de los Ángeles.
“Un reflejo ...”
Los primeros meses vivimos mi mamá y yo en Wilde en la casa de mi abuela; después nos mudamos los tres al barrio Güemes, retornando a Avellaneda a un departamento prestado, y una tercera vez, a mis tres años, al 2000 de Mitre. Durante muchos años fuimos bichos de departamento con mi hermano. Vivíamos rodeados de gente grande, porque nuestros padres eran jóvenes y continuaban con sus vidas incluyéndonos a nosotros. Fuimos a muchos actos, nadábamos entre boletas para las elecciones internas del partido. En el ínterin de tanto juego borroso, hubo una mímica de exilio con el levantamiento en Campo de Mayo, unos años después de mi nacimiento. Ya iban a ser demasiadas mudanzas.
Entre mi hermano y yo inventábamos obras de teatro, juegos, era todo bastante divertido, hasta que fuimos a la escuela. En toda mi vida escolar, pasé como transeúnte por seis escuelas. Siempre aprendí a llevarme algo de cada lugar en el que estuve, pero fueron dos las cosas que más me marcaron; una fue el comienzo de la lectura, y la otra mi amor por lo plástico.
Ocurrió oficialmente, con pitos y bombos, en tercer grado, el libro era “Las bicis del sol”. Yo tenía conflictos para leer, no me interesaba, supongo, entonces mi madre se sentó conmigo para controlar que articulara bien las palabras y lo logré. Lamentablemente, esto significó mi entrada a un agujero como en el que cae Alicia, la única diferencia era que no había reina de corazones ni nada que me obligara a salir. Así como los lados de una moneda son dos, con la lectura vino la escritura; no a tan temprana edad obviamente, pero vino. Apareció en forma de cuasi – ensayos, pensamientos alargados. Cartas de lector sin destinatario, exámenes que se iban de las respuestas.
Deleite auditivo en las clases de literatura. Ya los libros para adolescentes tempranos no me servían; prefería los ensayos de Martí, los artículos periodísticos de Cortázar en el exilio, sus cuentos aquí, algo de historia, los policiales de Ágata Christie; aprendí a leer obras de teatro, Chéjov, Williams, de todo un poco. Muchas de estas lecturas provienen de un profesor clave de literatura en la escuela secundaria.
Tuve una última mudanza intelectual, fue el paso a la facultad. Indecisión constante. Ingresé en el 2003 en Comunicación Social en la UBA, y a la vez en un profesorado de arte de mi ciudad actual, Quilmes ( producto de la cuarta mudanza). Dejé el profesorado, y un año y algo después me fui de la UBA, para volver este año. Nunca pude dejar el arte, fue tan así que hoy estudio Restauración en el IUNA, en la Capital Federal.
Yo creo que al igual que el A Bao A Qu ( un ser imaginario, citado por Borges en uno de sus libros), todos somos seres sensibles a los valores de las almas humanas, y a través de nuestra vida vamos captando pequeñeces de los demás, que se transforman en adquisiciones. Así es como de la corta vida de facultad tomé miniaturas de Faulkner, de García Márquez, de Foucault, de Marx, de Benjamin, de docentes inspiradores, de variadas experiencias y mudanzas más.
Tengo muchos compromisos aún, muchas letras que recorrer, una deuda eterna con mi padre: leer con pasión a Borges, quizás esté destinado a mis años de pelo gris y añoranzas, como tantas otras cosas.
3 comentarios:
Vicky, me gusto leer lo que escribiste....una de las razones porq senti conocerte un poco mas, y otra porq me atrapo la manera en que te desarrollas en la escritura!!!
felicidades por la pagina....me gusto bastante!
Raque
Chicas divino el blog! divina la foto! A ver para cuando las empanadas, eh!
Besotes a las dos
Anabella
Que mejor que una buena excusa para el reencuentro que unas exquisitas empanadas de atún!!
Hay q hacerlas, y charlar de negocios contigo anabella! Queremos de tus palabras en nuestro espacio....hay q negociar...
M.A.M - M.V.P
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