25.8.06

Descripción de lo afectivo

Complicidad

Entrar a aquel departamento significaba un poco más que pasar una noche para estar más cerca de la facultad la mañana siguiente, significaba tranquilidad, soledad, armonía, resplandor, independencia.
Si bien su empapelado caía de maduro por los años, era una habitación hermosa, al llegar abríamos su gran ventanal de vidrio para dejar entrar el sol, y asomarnos por su viejo balcón con vista a la calle Estados Unidos, viendo pasar diariamente el 23. Todos los mediodías y tardes contábamos con la alegría de los chicos que salían de la escuela que estaba en la esquina, sus gritos y habladurías llegaban siempre hasta nuestro quinto piso.
Al ser un edificio que ya había cumplido bastantes años, conservaba en sus habitaciones los timbres para llamar a la servidumbre que tenían su cuartito detrás de la cocina, tenia pisos de madera ya gastados, necesitaban una buena lustrada que nosotras no le dábamos, sin embargo nos pasábamos largas horas charlando acerca de la ubicación de los pocos muebles con que contaba: una cama grande, una biblioteca chiquita forrada con el mismo papel que las paredes llena de libros viejos, una mesa, dos sillas y un sillón cama de una plaza forrado en cuero bordo. La otra habitación contaba fotos de amigos, familia y dejábamos allí unos libros leídos de Sabato, Cortazar y Borges. Salón de lectura nos gustaba llamarlo, allí prendíamos suaves sahumerios de limón o coco, según la ocasión y el estado de animo.
Durante la mañana, la radio estaba siempre en el mismo dial, 99.9, “El show de la noticia”, luego venían los mates amargos, era una mañana simple que se perfumaba a olor de desodorante Rexona en aerosol antes de partir a la facultad. Era un rico aroma el que dejaba en el aire, aunque no fuese duradero.
Y es aquel cuarto el que siempre esta el que evocó una fragancia de un jazmín antiguo, la maravilla del cuarto de baño. Al abrir la puerta del cuarto de baño, oh maravilla, de momento el picaporte era un picaporte de toda la vida. Un picaporte de cerámica blanca, con su metal. Si maravillosa era la cerradura, el trono era ya para encariñarse y verlo como un gran sillón de fotón, era realmente antiguo. Era lindo ir al baño, te sentías bien, incluso cuando estas apurado y siquiera tenes ese tiempo para una ultima pasada. Un trono de toda la vida, con forma de trono, con sus bruñidas tuberías de cobre. Con su tapa de madera. Ah, la madera. Qué maravilla que los objetos que siempre fueron de madera no hayan sido sustituidos por el plástico. Y qué digna de admiración la cisterna, allí arriba, en toda su majestad, como el rompimiento de gloria de un retablo barroco. Y, tenía una cadena... ¡de hierro!. La bañadera estaba dentro de una caja de cristal con puertas corredizas, que cuando el agua estaba muy caliente llegaba a convertirse en un sauna.
La cadena de hierro era de hierro, y la tapa de madera era de madera, y la cerámica del lavabo era de cerámica, y el metal de los grifos era de metal, y el papel del rollo era de papel y de color de papel, no rosa, no amarillo, no estampado a floreritas.
Igualmente donde más nos gustaba pasar el día era en aquel cuarto, aquel en el que estábamos siempre, leyendo, charlando, asomadas al balcón, limpiando, bebiendo alguna cerveza, o simplemente escuchando algo de música, solo estábamos. Era nuestro lugar preferido, el que habíamos decorado y llenado de cosas nuestras, Recuerdo como los olores se mezclaban ahí adentro, de repente todo olía a nuestra infancia, a nuestros recuerdos.
Casi siempre sonaba algún casete viejo, con la cinta ya un poco húmeda pero no lo suficiente de Silvio Rodríguez, o Baglietto junto a Carre. El clima ahí dentro era calido por las tardes y fresco por las noches, frescura que golpeaba en nuestros rostros aliviándonos de toda intranquilidad.
Aquel cuarto era un lugar fantástico para mí. Colmado de objetos de arte popular... Era una mezcla de taller y cuarto donde se vive. Era ideal.


Maria de los Ángeles Milan - Grupo Astrolabio

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hippie romántica incurable. Tu texto deja muy lindas sensaciones. Me trajo muchos recuerdos. Me hizo pensar que tal vez no era el departamento.. ni la música, ni los mates, ni las charlas. Tal vez fuimos nosotras las que encontramos ahí algo que estaba muy escondido (o que ni siquiera estaba). Tal vez lo qeu encontramos estaba en nosotras. En las espectativas, en los ideales, en las fantasías. No describís un espacio físico. Te vas mas allá. Es un momento en nuestras vidas. Yo lo disfruté igual y me dio gusto compartirlo con vos.

Un beso.