4.9.06

Tragedia

Lo que pasa es que está muy oscuro, y si bien después de un tiempo en lo negro uno ya puede ver, porque es como lo que les pasa a otros animales, la vista se acostumbra. Diferente situación viven los murciélagos, que se basan en intermitencias sonoras para ubicarse a si mismos de otros animales u objetos. Mi caso es el de un ser humano, por ende no cuento con ese sentido magnífico; pero me pregunto qué podría llegar a lograr de tenerlo, por el momento saber que estoy encerrado en un lugar pequeño.
Ella le explicaba que él se había ido a un lugar muy lejos, mientras el sudor se asomaba sobre sus manos, y un pequeño temblor nervioso hacía que tenga que ir a servirse café repetidamente, estás tazas son demasiado pequeñas...murmuraba mientras, todas las miradas se centraban en ella y ese intermitente temblor.
Había olor, que resultaba de los nervios, las dudas, la animalidad propia del cariño del pelo hacia la piel. Sin embargo no me molesta en absoluto, es cuestión de acostumbrarse. Además pienso que comparado con otros animales no somos tan olorosos, sino pensemos en los chanchos , que viven en su mugre, aquí no hay un olor a rosa mosqueta, pero dentro de todo, se está bastante bien. Recuerdo, ahora que menciono olores, el aroma de un bueno vino tinto al hacerlo danzar dentro de la copa, para que al asentarse uno pudiera oler la uva con el resto de los componentes, roble, o esencias. Una delicia.
La pregunta repetida de los chicos era : ¿porqué no tenés más espejos, tía?, la leve sonrisa y las caricias a las pequeñas cabecitas, lo decían todo e inmediatamente los padres de los respectivos infantes los retiraban de su lado. Con inercia se levantó a preparar más café y se encontró con que su hermana ya había servido nuevamente su taza.
Silencio absoluto, ni una brisa, ni siquiera un eco, que ya es eco porque hay alguien q lo escucha como tal, sólo mi respiración que hasta pareciera, de tanto escucharla, que recreara algún tipo de ritmo entre las exhalaciones e inhalaciones repetidas. ¿Será que después de tantas cosas oídas y almacenadas en mi cerebro, ya entiendo como ritmo cualquier sonido repetido?. Una mueca, cierro mis ojos que todavía están un poco lastimados y no se adaptan a ésta oscuridad que parece no tener fin.
Mirarse al espejo, al único espejo que quedaba no era fácil y menos para ella. Se preguntó porqué será que esos últimos días no había podido ver nada como antes, ni oler nada como antes, ni sentir las cosas, algo faltaba, se miró al espejo y vio su cara con una mancha negra debajo de su ojo, pasó sus manos con cariño para sacar el maquillaje corrido. Se incorporó mientras agarraba ese papel escrito y reescrito, con manchas de lágrimas negras, azules y rojas.
No puedo moverme por ende no puedo tocar, sentir con mi piel lo que está a mi alrededor, sólo resta hablar conmigo mismo para no volverme loco, aquí no tengo pelotas de básquet para nombrarlas y charlar con ellas por lo cual sólo resta mi imaginación, la oscuridad y yo.
Tras un largo rato los ojos de los que estaban por ahí clavaron su mirada en ella que bajaba las escaleras tan majestuosamente, aún resquebrajándose por dentro, mostraba una fortaleza que era inimaginable. Cada paso que dejaba era un recuerdo de él.
¡No puedo creerlo!, van a venir a darme alguna explicación sensata al respecto, van a decirme el porqué de mi encierro, van a abrir esta celda, van a....esa luz que me quema los párpados, no puedo abrir los ojos, siento como si todo el oxígeno del mundo traspasara mis poros sin permiso alguno, me miran, pero no puedo verlos, siento caricias y gotas saladas, ¡siento su voz!, ¡si! ¡Es ella! Sos vos......mi amor.....liberame....¡por favor! no ves que no puedo ver.
La figura de ella pregnante al lado del ataúd hacia que todos estuviesen hipnotizados allí, y se olvidaran de él, allí tendido, como queriendo ver, oir... hablar... tocar...sentir...como queriendo estar vivo.



M. de la Victoria Pardo
Grupo Astrolabio

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