1.9.06

los remos y el más allá....

Saludo (balanceando mi brazo derecho en el aire) al hombre que me va llevar hasta la embarcación prometida. Mi mirada se pierde mientras me acerco hacia él, es el verde a mi alrededor lo que me marea, no porque me moleste, sino por es un gran espectáculo en diferentes tonos, de vez en cuando hay algún toque de colores, pero es casi todo verde. Pareciera que las únicas manchas en esa pintura somos nosotros. Le hablo casi con señas, a lo que él me responde de la misma manera, sin embargo en sus ojos veo la amabilidad que tiene. Me señala el agua, y me da un medallón. El artefacto era de hueso, inevitablemente pienso de dónde habrá salido, pero al instante mi mente se va casi con la corriente.

Lo veo alejarse lentamente, con una presencia de gigantes. Inmediatamente tomo mi mochila y subo a la barca. Entonces comienza mi viaje.

El río es algo que siempre me llamó la atención, quizás porque transporta mucho más de lo que uno cree. Será porque no es siempre el mismo, o es una excusa para no admitir que somos nosotros los que cambiamos...

La soledad fue algo elegido, el resto de las cosas, no. Lo bueno de viajar así es que podes dejarte llevar porque seguramente vas a llegar a algún lado, a alguna orilla.

Estuve un largo rato pensando en la significación y el uso del hueso tallado, porque básicamente era eso. Las líneas que poseían formaban una especie de cara humana con características zoomorfas, felinas...quizás...pero no era algo seguro; evidentemente era antiguo, porque se notaba la erosión en la pieza. De repente un tramo de movimiento acuático. La barca parecía desarmarse constantemente y por alguna razón inexplicable mis manos se aferraban desesperadamente al objeto, el sudor y la sangre se mezclaban hasta hacerse de un líquido uniforme. Revoleaba mis ojos sin cesar y lo único que veía eran árboles, que encerraban el camino hacia el cielo. Una bóveda enmarañada.

De repente silencio absoluto, y con ello la calma. Dejé caer el hueso y mis músculos se relajaron, la sangre volvió a correr por mis dedos y las lágrimas también. Sonreí, pero no fue sólo eso reí sin parar a carcajadas, no podía contenerlas. Y el verde nuevamente que encerró mi panorama.

El siguiente tramo del viaje lo utilicé para documentar todo tipo de plantas y aves, a disfrutar del paisaje, de la vida, lo efímero del momento. Pensaba cuántas veces había dejado pasar momento así, pequeños pero infinitamente necesarios y me plantee mas de una vez, luego de cada fotografía sacada a cada aroma, si era necesario sufrir para disfrutar de las cosas después. Recordé, en un instante, lo pequeña que era en un barquito de papel, a comparación de las maderas originarias, un suspiro y mi vista que es seducida por la nada.

En la barca la única posición posible era la de estar sentada, por ende casi siempre tenía el mismo horizonte por delante, si bien mis alrededores cambiaban, el destino, no hacía lo mismo. Hasta que llegué al dilema de todo ser humano, esos que aparecen todos los días sin que nos demos cuenta, y era el de elegir un camino, una vía, y aparecen miles de preguntas, y decido, y tomo los remos, y siento el viento en mi cara, una brisa, se hace más fuerte y más, y la barca se mueve, las rocas, la sangre impregnada en el amuleto, mis ojos que no pueden explicar....mi mente...el horizonte sin agua que se mezcla con el cielo, la espuma, la gravedad....yo....la nada.





m.v.p.

g.a.

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